viernes, 5 de agosto de 2011

El cambio...es una decisión.

En un libro que leí hace ya algún tiempo, hay una frase que un viejo le dice a un joven soñador, "no quiero cambiar, porque no sé cómo cambiar, ya estoy muy acostumbrado conmigo mismo".

Me impactó. ¿Cuántas veces tememos al cambio? Sobre todo porque nos produce ansiedad el saber que esa acción requerirá un desprendimiento de un hábito, o de una situación a la cual ya nos hemos acostumbrado y en muchos casos adherido y que representa una forma de vida, o una zona de confort de la que nos abruma salir. 

El cambio por si sólo no es dañino, es en muchos casos mal manejado y esto hace que favorezcamos la ansiedad de lo desconocido, la convirtamos en miedo de nosotros mismos y entonces rechacemos el nuevo estado. Rechacemos el cambio. 

Pero en muchos casos, igual que para el viejo, todo se resume en que no sabemos: ¿cómo cambiar? ¿Alguien nos ha enseñado antes, cómo cambiar, cuáles son los pasos, qué debemos hacer? En muchos casos es parte de la vida y va tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos nuestra vida es diferente, ya no vivimos en tal lugar, trabajamos en otro, iniciamos una carrera, compramos un auto, nos divorciamos, o nos casamos, tenemos hijos, viajamos.... etc. 

En mi opinión, la manera de enfrentar el cambio es precisamente tomando nuestras propias decisiones. 

Pero siendo consciente de ellas. Creo que esa es la forma más efectiva de enfrentar el cambio. Detenernos un segundo a pensar en lo que necesitamos cambiar, o lo que nos piden cambiar, ya sea en la casa, la familia, los amigos, el trabajo, el colegio, etc. Y hacer el ejercicio de reflexión sobre cuál es mi papel en este cambio, el primero es tomar la decisión y luego por un momento pensar... qué me traerá ese cambio? ¿Cómo me voy a beneficiar? ¿Qué papel jugaré yo en esta nueva etapa? Creo que así es más fácil... 

Por ejemplo, si constantemente tenemos un sentimiento de culpa, dolor, angustia, rencor o derrota,  tendríamos entonces que tomar  la decisión es empezar a sentir diferente,  eso implica hablar con nuestro ser interior y decirnos entonces con respecto a esos sentimientos, un ejemplo y un ejercicio para lograrlo puede ser el siguiente:

Respira hondo y tratar de pensar en ti como ser de luz, de amor y armonía y lee en voz alta estas palabras:

"Hoy voy a cambiar,
la culpa por el perdón,
el dolor por un  poco de felicidad,
la angustia por más seguridad en lo que hago
y la derrota la cambiaré por el triunfo de lo significa tomar mis propias decisiones". 

El cambio implica, decidir. Y al tomar nuestras propias decisiones, la suerte estará de nuestro lado y seguir nuestro camino será mucho más sencillo y liviano. 

 PRE

1 comentario:

Gustavo dijo...

Hola Paula, mira te quiero compartir mi experiencia en relación al cambio.

Desde niño, tuve comportamientos agresivos ante los límites. A mis padres se les hizo muy difícil lograr encontrar la forma de ¨venderme una idea¨ sin que yo reaccionara (ahora ya grande me doy cuenta) sin canalizar de buena forma, la frustración que ese cambio me generaba.

En mi adolescencia tuve inclinaciones hacia el deporte y el basket, especialmente me enseño a que al canalizar de buena forma los retos y las frustaciones, lograba mejores resultados, en este caso, deportivos que si me dejaba envolver por esos sentimientos nocivos.

Tuvo que pasar mucho tiempo y ya después de graduado de Farmacia y trabajando como visitador médico y con bastante tiempo para leer, mientras esperaba a los médicos, sentí un deseo incontenible por conocer sobre la inteligencia emocional y me fui al inicio de todo (creo yo). Me devoré el libro ¨Inteligencia Emocional¨ y algunos otros de aplicaciones de este concepto a las organizaciones. Y fue ahí que entendí que mis comportamientos podían ser adiestrados y que el cambio es, precisamente como vos lo decís, aplicar la voluntad de lograr mejores cosas de querer hacer las cosas de mejor forma.

Creo que ahora soy mejor persona porque me conozco mejor y porque puedo enfrentar mis frustraciones, identificándolas y canalizándolas de la mejor manera para obtener los resultados que sean más gratificantes.