Se siente en el corazón, se siente en cada cosa que hacemos, es parte de nosotros, se desborda de emoción nuestro ser cuando hacemos algo que nos gusta, que nos llena, que nos satisface.
El corredor inicia con cierta calma, sabe cuál será su ruta, sabe cómo se las ingeniará con el tráfico, con la gente que se atraviesa en su camino, hasta con los perros que en muchos casos le acompañan para bien o para mal en algún tramo de su carrera, pero nada lo detiene, porque la meta está fija en su mente y en su corazón.
Hay que aprender a ser corredores, a ser deportistas con disciplina de nuestra propia vida, a tomarle el gusto a hacer ese esfuerzo que al final nos sabe a victoria, aunque las inclemencias del tiempo nos quieran inmóviles, aunque en algún momento los tragos amargos nos digan que todo está perdido, no olvidemos esa emoción, de escuchar nuestro propio latir, de hablar con nuestra vos interior y ponerla de nuestro lado...
Hoy sentí esa emoción, cada vez que veo el esfuerzo realizado como parte de una cadena de oro que me llevará al éxito, no quiero dejar la carrera a medias...
PRE
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